Mega: Canal del Grupo Claro


Megavisión (abreviado por la gran mayoría de los chilenos como Mega) es la primera señal privada del país, que nació bajo el alero del grupo Televisa de México. Este canal inicia sus transmisiones en 1990 y desde aquel año, ha competido en audiencia con las señales más importantes del país, como son TVN, Canal 13 y actualmente, Chilevisión. En sus comienzos, su programación estaba basada en el Torneo chileno de fútbol, espacios para el debate (como “a eso de las nueve y cinco) y en varios estelares protagonizados por su estrella de los noventa, Carmen Jaureguiberry.

Con el paso del tiempo, el canal se fue modernizando, hasta alcanzar un punto donde acumulaba todas las propiedades de una señal de renombre, como son la gran variedad en su oferta televisiva y un rating bastante aceptable. Pero esto no convenció a sus antiguos propietarios mexicanos, que vendieron su parte del canal a sus socios, el Grupo Claro, quienes en 1999, llevan a una gran cantidad de rostros de estaciones rivales.

Los nuevos dueños, descartando cual sea su ideología política o sus pensamientos acerca de esta empresa de la comunicación, han sabido mantener el canal en buen pie, con un aumento del rating en el 2001 en el famoso “Mega ascenso”, donde gracias al apoyo de sus figuras (Kike Morandé y Alberto Fouillioux) y espacios más novedosos como “Metano” o “Combinado Nacional”. En los últimos años, después de la muerte de su mayor accionista y gestor Ricardo Claro, el canal todavía aparece como una de las referencias de la televisión chilena, por su transmisión transparente y entretenida programación.

El Poder de los Medios de Comunicación



Estos medios, sobretodo los de alcance masivo son de los principales productores de subjetividad en la sociedad actual. A través de sus mensajes y contenidos configuran y crean opiniones, formas de pensar y actuar así como de sentir.

Lamentablemente es un recurso más que utilizado por los poderosos para perpetuar su poder y sus concepciones hegemónicas. Es utilizado sistemáticamente en este sentido.
Pero como dice un dicho, “la culpa no la tiene el chancho (o cerdito) sino el que le rasca el lomo”.

Sin dudas la introducción de la televisión en la sociedad hace ya más de 50 años ha tenido y tiene sus efectos. Pensemos en otras épocas anteriores inclusive a la radio en que se utilizaban por parte de las clases dirigentes de culturas y sociedades determinadas estrategias de dominación como pudo ser y lo es aún la religión o prácticas religiosas, los eventos deportivos, aunque podemos diferenciar estas formas de lo que es hoy la televisión en el sentido de que circunda en espacios de mayor privacidad como lo es el medio familiar.

En antiguos eventos culturales se participaba de la transmisión de cultura más bien en forma pública. Pero la penetración de la televisión ha tenido una forma espectacular de trasmisión cultural y formas de dominación.

Si bien las leyes de muchos países señalan las formas que deben cumplir los medios de comunicación, su rol, sus funciones, derechos y obligaciones , estamos muy lejos de respetar las mismas y más cuando estamos en una super mercantilización que está siendo aprovechada al máximo por los dueños de estos medios masivos de comunicación.



Fuente: http://blogsociedad.com/423/el-poder-de-los-medios-de-comunicacion/



Entrevista a Martín Becerra - Desnudando a los dueños de la palabra en América Latina -


"Los Dueños de la Palabra. Acceso, estructura y concentración de los medios en la América Latina del Siglo XXI", se titula el libro escrito por Becerra junto a su compatriota Guillermo Mastrini, publicado en 2009 en Argentina gracias al apoyo del no gubernamental Instituto Prensa y Sociedad, con sede en Lima.

Ambos académicos publicaron en 2006 "Periodistas y magnates", la primera parte de esta investigación que pretenden actualizar cada cuatro años sobre las llamadas industrias "infocomunicacionales": prensa, radio, televisión abierta y por cable, editorial gráfica, fonografía, cinematografía, telefonía fija y móvil e Internet. Becerra conversó con IPS el martes en la presentación del libro en Santiago.

IPS: ¿Quiénes son los "dueños de la palabra" en América Latina?

MARTIN BECERRA: Son pocos grupos con una influencia decisiva en las actividades "infocomunicacionales". Los más importantes son Globo, Televisa, Clarín, Prisa, Cisneros y el grupo del mexicano Ángel González, con gran presencia en América Central. En telecomunicaciones están Telmex y Telefónica.

El panorama latinoamericano se reproduce a escala nacional. En Chile, por ejemplo, tienes a la familia Edwards (dueña de la cadena de diarios El Mercurio) y a Álvaro Saieh (propietario de Consorcio Periodístico de Chile).

IPS: ¿Tienen algún perfil común estos grupos y magnates?

MB: El origen de muchos de ellos está ligado a una figura patriarcal, de cacique, muy al estilo de los liderazgos políticos y empresariales latinoamericanos.

La figura del "Pater familias" (padre de familia) que se abre camino con métodos no siempre muy prístinos, como queda claro en investigaciones como "Los magnates de la prensa", de la periodista chilena María Olivia Mönckeberg (2009). La acumulación de sus fortunas, en algunos casos, está ligada a negocios con gobiernos dictatoriales.

En las últimas décadas se han reconvertido y diversificado. Hoy hablamos de conglomerados que tienen desde financieras hasta radios y cadenas de televisión. Antes eran empresarios de medios, ahora son enormes grupos económicos, que, para facilitar su acción en el resto de la economía, necesitan medios de comunicación que les sirvan de poder de lobby.

IPS: ¿Qué mirada está representada por estos grandes medios? Mönckeberg dice que en Chile es la derecha neoliberal ultraconservadora...

MB: En general son de derecha. Porque defienden el statu quo. Estos grupos no podrían haber alcanzado el tamaño que tienen, que, dicho de paso, estaría prohibido en países desarrollados, si no fuese por la complacencia de un poder político que en algunos casos estuvo en manos de dictadores.

El poder político los ha beneficiado con unos privilegios que se terminarían con cualquier reforma que aspire a democratizar el sistema de medios, que es algo que está en la agenda latinoamericana hoy.

IPS: ¿Cuál es la magnitud de la concentración de medios en América Latina?

MB: Más de 82 por ciento de todas las actividades de información y comunicación están en manos de los cuatro primeros operadores, que, como esto es un promedio, cambian de país en país. La influencia de estos actores es desmedida.

A esto hay que agregarle que en América Latina, con la excepción a medias de (la estatal) Televisión Nacional de Chile, no hay medios públicos al estilo de la BBC. En este panorama no hay un equilibrio, una fuerza pública que pueda compensar la influencia de los grandes medios comerciales.

Esto habla mucho de las sociedades desiguales que construimos en América Latina, el subcontinente más inequitativo del planeta. Yo creo que si no estuviera tan concentrada la palabra, la situación de desigualdad de América Latina sería más cuestionada.

IPS: Usted menciona la agenda democratizadora que se discute hoy en la región...

MB: Sí, es una agenda heterogénea, porque los gobiernos y los movimientos políticos y sociales que la impulsan son distintos entre sí. La experiencia de Evo Morales en Bolivia y de Rafael Correa en Ecuador es muy distinta a la de (Luiz Inácio) Lula da Silva en Brasil y de Tabaré Vásquez (2005-2010) en Uruguay.

Pero estas cuatro experiencias, y podríamos mencionar también a la argentina, tienen en común que por primera vez en esos países se cuestiona la concentración y se plantea que los sectores sociales sin ánimo de lucro tienen el mismo derecho a poseer licencias de radio y televisión. Esta es una gran novedad.

IPS: ¿Cómo analiza la situación de países como Argentina y Venezuela, cuyos gobiernos denuncian que los grandes medios actúan como verdaderos partidos de oposición?

MB: La situación es muy distinta. En Venezuela está la ley Resorte (Responsabilidad Social en Radio y Televisión) del (presidente Hugo)Chávez, con la cual estoy en desacuerdo porque se mete con los contenidos. La ley argentina, no, es muy liberal en cuanto a los contenidos, cada cual puede decir lo que quiere.

Hay muy pocos periodos en la historia argentina donde uno pueda encontrar reacciones tan duras del sistema de medios contra los presidentes. Esto significa que libertad de medios en Argentina hay.

En mi país los medios reaccionan mal, y es muy ineficaz periodísticamente porque reaccionan como partido político y rompen lo que (el intelectual argentino) Eliseo Verón llama el "contrato de lectura", la relación entre el diario y sus lect
ores.(FIN/2010)


Venta de Chilevisión


Es sabido, por la mayoria de los chilenos, que nuestro actual presidente Sebastian Piñera Echeñique es el dueño del canal Chilevisión, el cual adquirió por la suma de 24 millones de dólares.

Antes de haber asumido, en su campaña electoral se comprometió ha vender su canal si es que era electo presidente, pero desde que se convirtió en mandatario,todavía no vende la estación privada. Lo cual ha generado una ola de críticas de parte de la Concertación y de la sociedad en general.

Es importantísmo que se venda CHV, ya que un Presidente, según la constitución chilena actual, tiene la facultad, entre muchas otras, de designar al director del Consejo Nacional de Televisión.

Por lo que es sumamente determinante la transacción del medio. El conflicto de intereses es evidente, un dueño de un canal no puede designar a un miembro, y en este caso un director del CNTV.

El 3 de junio, se hizo pública la fallida venta al grupo Linzor Capital Partner, debido a una conseción por la emisión señal por parte de la Universidad de Chile. Lo que provocó que fracasara toda negociación.

Independiente, de que según el mandatario Piñera, no existió responsabilidad por parte de él, la venta tiene que hacerse lo antes posible, sí o sí.


por Felipe Arias D.

Estudiante de Periodismo, PUCV

Medios De Comunicación En Chile, Prensa Y Democracia


Actualmente los medios chilenos son menos pluralistas, de peor calidad y paradójicamente, menos apropiados para las exigencias de una democracia que lo que fueron durante la dictadura. En los quioscos es posible encontrar variados diarios bien impresos, el dial está lleno de estaciones radiales y los medios audiovisuales han atraído una importante inversión extranjera. La pregunta es ¿son más democráticos, más pluralistas? Los estudiosos de la prensa y quienes trabajan en ella coinciden a la hora de aseverar que la problemática actual respecto de los medios en Chile se debe a la excesiva concentración de estos, la cual es tan extrema que no se da en ningún otro país en democracia.

Realidad mediática Chilena

Los medios de comunicación chilenos tienen una configuración, a nivel de estructura y funcionamiento, altamente concentrada, cohesionada e ideologizada. Al mismo tiempo esta concentración cuenta con una red de vinculaciones a nivel económico y político en todos los sectores de la sociedad, hecho que los ha convertido a juicio de instituciones internacionales uno de los sectores con más poder en Chile (PNUD 2004). Este fenómeno mediático sólo contribuye a mantener un status quo social que favorece a ciertos sectores económicos y políticos, los cuales sólo responden a sus propios intereses dificultando en gran medida cambios sociales de vital importancia que potencien el desarrollo tanto humano, local y regional de nuestro país. Ejemplo de esta concentración es que en Chile seis de los siete diarios de circulación nacional pertenecen a dos grupos económicos con una clara ideología común: Grupo Edwards (El Mercurio, La Segunda y Las Últimas Noticias) y el Grupo Saieh o COPESA (La Tercera, La Cuarta y Diario Siete), salvo La Nación que es de propiedad pública. Se trata de un fenómeno de concentración de medios, denominado duopolio, tal cual como lo señala Ken Dérmota (2002) en su libro “Chile Inédito, el Periodismo Bajo Democracia” donde lo califica como el polo opuesto del periodismo de interés público y como el bastión del periodismo de interés particular, objetivos que distan bastante de la concepción del periodismo con responsabilidad social.

Por otra parte, dado que el sistema mediático nacional sea extremadamente concentrado y funcionalmente centralista, muchos de los temas importantes para la sociedad quedarán supeditados a los intereses editoriales del dueño o dueños de las empresas de comunicación. Es aquí donde se extraña el rol del Estado como promotor de las políticas públicas e interlocutor válido para la representación de la ciudadanía para posicionar, a través de los medios de comunicación, temas de necesidad pública como lo son el desarrollo local y regional del país.

Respecto al rol del estado, es cada vez más claro que éste se encuentra ausente en la generación de espacios y condiciones necesarias para garantizar la participación en los medios de todos los sectores. El rol del Estado es presentar una alternativa, ser una voz distinta, la intervención de éste se plantea no con la propiedad de un medio, sino que con la generación de espacios y condiciones aptas para el pluralismo”. Esto en Chile no se ha dado ya sea en forma directa, como es la creación de medios u en forma indirecta como es el aporte en inversión y dineros. Ejemplo de esto es que la inversión estatal en publicidad en prensa, es decir, de los avisos que las instituciones del Estado publican en los diarios, un 50% está dirigido al grupo Edwards, un 30% a COPESA y el 20% restante se distribuyen en todos los demás medios. En este sentido, el Estado aparece como un promotor de la desigualdad y de la concentración de la propiedad. Otro aspecto no menor es que el Estado chileno también es parte de este sector económico, jugando el papel de un empresario más dentro del campo de las empresas de comunicación.

Pues bien, no todas las responsabilidades recaen en el mercado, los dueños de los medios de comunicación o el Estado. En otros lugares del mundo la ciudadanía juega un rol protagónico y fundamental a la hora de exigir sus derechos frente a la libertad de información, la veracidad y la representación. En Chile, en cambio, parece no existir una cultura de exigencia de derechos en este sentido, nuestro país adolece de una conciencia social cívica respecto del tema del pluralismo y de la comunicación, se confunde mucho con diversidad. La gente cree que es plural que existan varios medios de comunicación, muchos diarios o canales de televisión, no les importa quienes son sus dueños o que todos pertenezcan a una u dos empresas. Falta en la construcción de ciudadanía un componente fundamental y es que efectivamente un Estado democrático sea democrático en la medida en que sus espacios autónomos de comunicación social permitan la construcción de nuevos espacios donde puedan operar diversos actores de forma libre y plural.

Situación de la prensa

La situación actual de la prensa chilena se podría catalogar de un oligopolio que va extendiendo su influencia en la ramificación que no tiene que ver estrictamente con la propiedad, sino que con un montón de otras cuestiones que terminan por cerrar un círculo y hacer que en Chile, en prensa, tengamos un espacio extraordinariamente totalitario con una aparente libertad, ahí se explican las agendas temáticas, las pautas y una serie de cosas. Uno de los responsables de este fenómeno es el propio periodismo, ya que no cumple con su función social de informar y que no hace un tipo de construcción de la realidad a partir de investigaciones o develaciones periodísticas, sino que a partir de los mismos actores, que son los protagonistas de los distintos ejercicios del poder, realiza su trabajo. Además de estos factores, se debe considerar y recordar que los medios de comunicación se sustentan a través del avisaje publicitario, ya que las ventas en quioscos representan una parte mínima de los ingresos. Con esto, las empresas que colocan su publicidad en los medios de comunicación pueden, en muchos casos, influir en la línea editorial, la pauta de noticias e incluso, decidir la subsistencia de éstos.

Respecto a la actividad periodística esta se encuentra supeditada a una serie de factores, entre los cuales podemos destacar la falta de compromiso por parte de los propios profesionales de la prensa, ejemplo de ello es la nula injerencia del Colegio Periodistas tanto en los temas que atañen directamente a sus asociados, como a aquéllos de interés nacional, y esto se debe principalmente se debe a que éste opera como sindicato que se preocupa más de entregar beneficios (Atención en salud, pases de cines seminaria etc..). Que a resolver el problema principal que dice relación con la recuperación de ancestrales derechos enajenados o ampliación de garantías legales para ejercer el derecho a la investigación y la vigilancia democrática.Derechos que, por lo demás, una profesión tan desunida no está en condiciones de ejercer, ni un colegio tan debilitado puede presionar para que se cumplan.

Algunos tienden a decir que el periodismo en Chile avanza y que en los últimos años gracias al periodismo de investigación se han logrado generar mecanismos de protección de la democracia. Sin embargo es lícito pensar que, estos ensayos de “vigilancia democrática” son muy a menudo intentos de un periodista o un equipo de un programa. Hasta no hay una política editorial sobre esta materia en los medios de comunicación nacionales. Más bien se verifica una práctica de “destapar ollas, sobre las que no hay mayor seguimiento a posteriori y donde, por cierto, la divisoria entre motivaciones democratizantes y comerciales, se vuelve demasiado difusa. El estado actual de la profesión supone un serio desincentivo a la investigación con fines vigilantes. La saturación del mercado produce que los profesionales velen por la retención de su plaza laboral, antes que por el correcto funcionamiento del sistema social.

En el mismo sentido, otro de los frenos a la investigación son los excesivos resguardos legales a la dimensión pública de la vida privada de personajes públicos. Aún cuando se acepta que una legislación excesivamente liberal en esta materia, conlleva más riesgos que avances significativos en la democratización de la sociedad y transparencia de las instituciones. No obstante, el afianzamiento democrático en el país permite introducir en la legislación penal y civil mayores espacios para la investigación periodística y sancionar menos prácticas asociadas al proceso. Desde luego que esas modificaciones no serán introducidas por la clase política, ni menos aún propiciadas por la clase empresarial, por cuanto hacerlo lesiona intereses y los ubicaría en una posición bastante incómoda ante la sociedad civil.

Es aquí donde se requiere el actuar de un Colegio de Periodistas fuerte, preocupado por las falencias del proceso democrático, más que por las nimiedades sindicales. Ningún colegio profesional débil y cupular puede ejercer presión alguna, sobre el poder político para lograr avances sustanciales en el ejercicio de la vigilancia democrática. Más allá del Colegio de Periodistas, el periodista, no tiene más sustento para investigar que sus buenas intenciones, y por respaldo, su fe y el teléfono de un buen abogado. Aunque la fortaleza de una profesión depende más que de su agrupación gremial, ella está llamada a jugar un papel integrador entre sus asociados, el poder político y la sociedad. Por cierto, una gran medida recae en los propios profesionales que debieran cautelar elevar el nivel profesional del periodismo y buscar formas en que la estabilidad laboral no se pague con aislamiento. También atañe a las universidades formar profesionales con mayor integración. En este sentido, acudiendo a su formación humanista, los periodistas deben propiciar desde su plaza laboral la rearticulación social entre el mundo y quienes controlan la información


por Jorge Muñoz Cerda, periodista.


Fuente: http://www.atinachile.cl/content/view/128765/Medios-De-Comunicacion-En-Chile-Prensa-Y-Democracia.html

Joaquín Molfino y su parecer sobre los holding radiales en Chile


A continuacion escucharemos el extracto de lo que fue una entrevista realizada a Joaquín Molfino, dueño de radio "El Conquistador", en la cual expresó su opinión con respecto a la monopolización que experimenta la radiofonía en Chile.

Además señala entre otras cosas que llegando el grupo Prisa asociado con Iberoamerican Radio Chile, manipulan el concepto de poder apropiarse de la ARCHI y a su vez darán fin a esta institución de excelencia radial.






El Canal del Fútbol



En estos días de fiebre futbolera debido al Mundial, es necesario que sepamos quiénes manejan los derechos de las transmisiones televisivas de nuestro campeonato nacional.

El Canal del Fútbol (CDF) es el medio de televisión que posee los derechos de transmisión televisiva y sonora de todos los campeonatos organizados por la Asociación Nacional de Fútbol Profesional ( ANFP).

El CDF se crea en abril de 2003, tras haber culminado los contratos que poseía la ANFP con TVN, Sky y Fox Sport, con los cuales no se llegó a un acuerdo. Debido a esta razón, la dirigencia, encabezada por su presidente Reinaldo Sánchez, decidió llevar a cabo la idea de Jorge Claro, la cual consistía en que los clubes se llevaran todos los beneficios económicos de las transmisiones, sin que existiera un intermediario que dividiera las ganancias.

Los derechos del estreno de los goles, en 2005 estuvieron en manos de Canal 13, en 2006 se los adjudicó Mega, el que volvió a adjudicárselos en una nueva licitación en 2008.

El 80 porciento del Canal del Fútbol es controlado por la ANFP y el 20 por ciento restante por la empresa “Gestión de Televisión”, propiedad de Jorge Claro.